05 may 2025

Acuerdo hídrico

La tensión diplomática  entre México y Estados Unidos por el reparto del agua del río Bravo se ha aliviado tras un acuerdo reciente que busca cumplir con el Tratado de Aguas de 1944, en medio de una severa sequía en el norte de México.

Durante los últimos años, México había quedado rezagado en las entregas comprometidas, lo que generó malestar entre agricultores y empresarios del sur de Texas, dependientes de ese recurso. Ambos países han acordado las semana pasada medidas inmediatas y futuras, incluyendo transferencias de agua durante la próxima temporada de lluvias, con el objetivo de mitigar el déficit acumulado, que al acercarse el final del ciclo de cinco años en octubre de 2025, se sitúa por debajo del 30% del volumen acordado. Mientras el gobierno mexicano ha enfatizado que el objetivo es garantizar el abastecimiento para el consumo humano y cumplir sus compromisos sin comprometer sus propias necesidades, autoridades estadounidenses celebraron el acuerdo como un triunfo para los agricultores texanos, destacando la presión ejercida desde la administración Trump. Las acciones serán monitoreadas por la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA) y la CONAGUA, y se prevé diseñar un plan a largo plazo para asegurar el cumplimiento en los siguientes ciclos del tratado. El entendimiento alcanzado adquiere especial relevancia dentro de una relación bilateral compleja, marcada por múltiples focos de tensión como el comercio, la migración y la gestión de recursos compartidos.

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